Hemos creado una máquina
perfecta
en su función de estropear personas:
las guerras
y su germen
la violencia
para con nuestros semejantes.
Este mecanismo tan humano
funciona eficazmente
cuando arrebata la vida
a un cuerpo orgánico.
Muerte y destrucción.
Cuando el proceso que ejecuta
es incompleto, no concluye,
los cerebros de las personas que guerrean quedan liquados
y esclavos del miedo, del temor, de la ira:
el organismo unido a la vida por un cordel deshilachado
pero estropeado por dentro
es incapaz de soñar,
casi de querer,
y de ver las bondades de la vida…
el que no se suicida
cumpliendo por si mismo la misión última de la máquina
se da a la caza de las almas de otros humanos
saciando la sed poseer una
y en ese proceso
va ascendiendo rangos
y recibiendo medallas
hasta una muerte interior absoluta:
poco más que una cáscara con órganos.
Incluso indirectamente
la máquina
SIEMPRE
acaba cumpliendo su cometido.
La máquina no se apiada
desmiembra cuerpos y familias y sueños e ilusiones
nunca repara
siempre deja secuelas
siembra odios irrefrenables
minando la esperanza
de germinar un movimiento humano
de despiece de la máquina.
La máquina
-una creación humana, no lo olvidamos-
siempre gana
y se auto-protege sembrando desesperanza.
La máquina es alimentada
por argumentarios humanos
-todos de formas elegantes y sofisticadas-
que siempre encuentran una razón
para nutrirla, engrasarla y ponerla a disposición
de intereses ocultos, no manifiestos.
La máquina aterra a la mayoría de las personas
y los pocos para los que no le tienen miedo
manejan sus controles
sacrificando siempre a otros–
preferiblemente forzando a batallar
a aquellos que están en contra de la máquina
y su función social.
La máquina arranca vidas de personas,
personas de sus vidas
y las manda a un frente, y las atrinchera,
y las hace avanzar, y las mata de miedo y de frío,
y juega con ellos a un macabro ajedrez
mientras oculta detrás de su telón
las personas desamparadas que esperan noticias
con el corazón en sus manos
y que nunca sabrán perdonar.
La máquina,
como LA BANCA,
siempre gana.
LLAMAMIENTO CONTRA LA PREPARACIÓN DE UNA GUERRA ATÓMICA
Voy a firmar aquí porque me digo
que es bueno andar con la sonrisa entera,
silbar bajito una canción cualquiera,
tener un perro, un árbol, un amigo.
Voy a firmar aquí con el testigo
del cielo azul sobre la lapicera,
porque me acuerdo de una primavera
que se coló una vez por mi postigo.
Voy a firmar aquí porque me toco
el corazón creciendo poco a poco
por este amor que brota de mi hueso.
Voy a firmar aquí contra el espanto,
por la paz, por la vida, por el canto,
por el gorrión que vuela cuando beso.
Poetísimo Juan Gelman!